“Cuando soy débil, entonces soy fuerte” decía el apóstol Pablo escribiendo a los
Corintios. Y uno de los ejemplos bíblicos que ilustran claramente esta verdad es
justamente la experiencia de Abraham. Quien a los 99 años engendró un hijo, siendo
su esposa anciana y estéril.
Dios es especialista en hacer cadenas irrompibles de hilos de estopa, la materia prima
que Dios usa para hacer cosas grandes tiene que tener una cualidad fundamental: la
debilidad. La experiencia de imposibilidad de Abraham y Sara era semejante a
pretender mover una locomotora tirándola con un hilo dental.
Dios mostró su eterno poder en la debilidad de Abraham y Sara, pero también en la
debilidad de Agar e Ismael. Con esta madre e hijo la respuesta estaba a la distancia de
un lloro y gemir ante Dios. Ismael lloró y Dios escuchó, pues “Dios da esfuerzo al
cansado y multiplica las fuerzas a quien no tiene ninguna”.
¿Te sientes envuelto en la debilidad? ¿Qué estás experimentando? ¿Enfermedad?,
¿Incomprensión?¿Soledad?¿Desocupación?¿Desprecio u olvido?¿Agotamiento mental
o físico? no desmayes, clama al Todopoderoso pues en Él hay una fuente de recursos
inagotables. Clama ahora mismo “Señor, perfecciona tu Poder en mi debilidad. Amén”
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