¿Y si hoy fuera el día en que te despidieras para siempre de este mundo terrenal? ¿Y si HOY es un presente, es un regalo, una última oportunidad para cambiar tu futuro? ¿LO ACEPTARÍAS?
El hoy es un regalo, por eso lo llaman PRESENTE. Es
importante que cada mañana al despertarnos podamos reconocer que la misericordia
de Dios nos permite ver la luz de un nuevo día. Cada día nos presenta un nuevo
desafío, eso se llama HOY.
El apóstol Pablo está relatando al rey Agripa y a todos los
que le acompañaban, como llegó a conocer a Jesucristo como su Salvador personal
en el camino a Damasco. Y luego insta, desafía, motiva a confesar al rey su Fe
en Dios. Pero… su decisión manifestada en su respuesta es incompleta: Pablo por
poco me persuades a ser cristiano. ¿Piensas que en tan poco tiempo puedes persuadirme
a que me haga cristiano? El sincero
deseo del corazón de Pablo se expresa tratando de hacer reflexionar al rey y a
su comitiva. ¡Quisiera Dios! Dios quiere pero la decisión es personal de
aceptarle o rechazarle.
Tengamos bien claro que el hoy es un eterno presente según
sea la decisión que tomes frente a Jesucristo, este presente cambiará
permanentemente logrando disfrutar cada día de Su presencia, experimentando
como resultado la paz, la bendición, la alegría, el gozo, el amor. Así vale la
pena vivir dependiendo de Su guía y dirección seremos vencedores. La expresión
de Pablo “todos los que (hoy) me oyen”, denota su preocupación e interés de
comunicar a todos esta experiencia inigualable. El sabe que a lo largo de la historia
millones serían impactados y atraídos por este mensaje.
Pero también piensa que millones tomarán decisiones
incompletas y no querrán expresarlo públicamente como Agripa, quién prefirió
mantener su status en lugar de creer (sinceramente) y disfrutar del perdón y la
vida eterna como resultado de la Fe. ¿Qué harías tú, frente a Jesucristo, hoy?
Recíbele, abre tu corazón, confiesa tus pecados. No pierdas
esta oportunidad HOY, mañana puede ser demasiado tarde, como lo fue para el rey
y su esposa. El hoy es un eterno presente de bendición confiando en JESUCRISTO
o una eterna desdicha para los que le rechazan.
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