Dile a DIOS “Me arrepiento, quiero cambiar mi manera de pensar, estoy dispuesto
a cambiar mi manera de vivir”
Fundación ECOS DE ETERNIDAD-
Dios pide que te arrepientas
“Pero Dios, habiendo pasado por alto los
tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que
se arrepientan” (Hch. 17:30)
En mayo de 1750, después de oír predicar a Whitefield, John Thorpe y tres amigos
fueron a imitarle burlonamente a una taberna. Cuando llegó su turno, Thorpe, tomó una Biblia se subió a una
mesa y gritó, “si no os arrepentís todos
pereceréis”. De repente, fue impactado por la realidad de su pecado y allí
mismo se arrepintió y comenzó a predicar de verdad. Dos años más tarde llegó a
ser uno de los predicadores itinerantes de John
Wesley.
Todos los
hombres en todo lugar. No hay hombre
que no deba arrepentirse de sus pecados y no hay lugar donde podamos
escondernos del llamado al arrepentimiento. George Whitefield, en una oportunidad, mientras predicaba al aire libre explicó: “En el
Día del juicio, tus oraciones y lágrimas no tendrán valor. Ellas no te
servirán, el Juez no será conmovido: porque tú no le oíste cuando te llamó;
sino que le despreciaste a Él y a sus ministros, y no dejaste tus iniquidades…
Tú puedes decir que esto es entusiasmo y locura; pero, en aquel gran día, si tu
no te arrepientes de tus pecados aquí, encontrarás que tus propios caminos eran
locura” El arrepentimiento debe ser la
primera respuesta del hombre ante el mensaje del Evangelio. La visión que Dios
tiene del hombre y la mujer que no se han humillado es la de un preso. Si no te
has arrepentido estás tras las rejas de tu pecado, eres esclavo del pecado. La
única manera de ser libre es si Cristo te libera. Pero para ello es necesario
el arrepentimiento.
Que se
arrepientan. La palabra arrepentimiento es “cambiar nuestra
forma de pensar.” Hay muchos que dicen, yo puedo seguir a Dios pero no quiero
cambiar mi forma de pensar. Esto es imposible. ¿Te imaginas un convicto que
dice: “Es verdad, yo soy culpable y lo
siento mucho. Quiero salir de la cárcel pero no me pidan que cambie mi forma de
pensar.” Si el presidiario no cambia su forma de pensar volverá a delinquir… de
nada sirven sus lamentaciones.
Dios manda. Dios no suplica, Dios manda que te arrepientas. Si
no lo has hecho: Detente, mira la cruz, mira tus cadenas, acude al Salvador y
dile “Me arrepiento, quiero cambiar mi manera de pensar, estoy dispuesto a
cambiar mi manera de vivir”
“Dios del
cielo. Gracias por la paciencia que tienes para con el pecador impenitente.
Señor, pasa por alto los tiempos de esta ignorancia. Que tu Espíritu provoque
la convicción de pecado necesaria, para la reacción imperiosa del
arrepentimiento. Señor, extiende tu misericordia una vez mas. En el nombre de
Jesucristo. Amén”
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