Con un poco de humor comenzamos esta semana. Recuerda domina tu lengua, tu carácter, porque Dios te ha dado espíritu de poder, amor y DOMINIO PROPIO.
Fundación ECOS DE ETERNIDAD-
Dominio propio
“Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, amor y dominio propio”
(2ª
Ti. 1:7)
Transcurría el
minuto 110 de la final entre Francia e Italia. Se jugaba tiempo suplementario y
luego de una maniobra no muy clara, el jugador italiano Marco Materazzi insultó a Zinedine
Zidane. El jugador francés conocido como Zizou inesperadamente se volvió y
dio un violento cabezazo a Marco, lo que le valió la expulsión inmediata. A
pesar de ello y debido a que la votación había finalizado minutos antes del
desafortunado momento, Zinedine Zidane
recibió el balón de oro. Su temperamento fue el gran defecto de Zizou. ¡Cuantos cabezazos nos damos en
la vida! Nuestras reacciones traen sus consecuencias a nosotros, nuestras
familias y nuestra iglesia local. El hombre puede dominar las ciencias y las
artes. Puede llegar a dominar la tecnología y domar animales. Pero no puede
dominarse a sí mismo. El cristiano tiene unas riendas espirituales que están en
las manos de Dios. El Espíritu Santo actuando con libertad en el cristiano
provoca dominio propio.
Domina tu lengua. Santiago
describe a la lengua como un pequeño fuego que enciende un gran bosque, y como
un pequeño timón que gobierna toda una embarcación. Bien se ha dicho que somos
dueños de nuestro silencio pero esclavos de nuestras palabras. Con la misma
lengua que bendecimos a Dios ¿maldecimos al hombre que está hecho a la imagen
de Dios? ¿Haz hecho daño con tu lengua? ¿Recuerdas en este momento a alguien
que has herido con tus palabras? Todos ofendemos muchas veces, no eres el
único. Pero esa lengua que ha herido una relación, puede ser usada para
sanarla. Llama por teléfono, visita o escríbele a quien haya sido afectado por
tus palabras.
Domina tu carácter.
Salomón decía “Como ciudad derribada y
sin muro es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda” (Pr. 25:28). El
Espíritu Santo puede transformar no solo tu destino sino también tu carácter.
Dios transformó a un Moisés cuya ira llevó a la tumba a un egipcio, el hombre
más manso de la tierra. ¿Sabes cómo le decían a Juan y Jacobo? Boanerges o sea
“hijos del trueno.” Eran los hermanos dinamita. Sin embargo Juan llegó a ser el discípulo del amor. ¿La
razón? El Espíritu Santo morando en él. Pídele a Dios que él sostenga las
riendas de tu lengua y de tu carácter.
“Soberano Señor. Gracias por darme
este maravilloso recurso del dominio propio. Necesito usarlo en mi vida. Libera
mi mente de los pensamientos egoístas que llenan mi cabeza, y encierra mi
lengua en la cárcel de mi boca. Quiero aprender del Cordero que enmudeció y no
abrió su boca ante la ofensa. Gracias. En el nombre de Jesucristo el Señor.
Amén”
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