¿Estas dispuesto a compartir el cambio que Dios hizo en tu vida?
Dios te PIDE que prediques su Evangelio a tiempo y fuera de tiempo. ¿Lo estas haciendo?
Fundación ECOS DE ETERNIDAD-
Dios pide que compartas
“Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales
cuan grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido de ti
misericordia” (Mr. 5:19)
Al mirar los encuentros de Jesús con algunas personas en
los evangelios vemos una constante. Ellos eran transformados por el poder de
Dios e inmediatamente compartían con otros las buenas noticias recibidas. La
mujer samaritana (Juan 4) estaba tan ansiosa de compartir con otros, que se
olvidó el cántaro en el pozo. El endemoniado gadareno sanado y transformado por
el poder del Señor quería seguirle pero Cristo le dijo: “Vete a tu casa, a los tuyos y cuéntales cuan grandes cosas ha hecho el
Señor contigo, y cómo ha tenido de ti misericordia”
¿Para qué me salvó el Señor? Dios
te ha rescatado de las tinieblas, te libró del enemigo, sanó la lepra de tu
pecado, te resucitó de la muerte espiritual, siendo enemigo te hizo su hijo ¿Para
qué? Para hacerte una luz del mundo, un miembro en su ejército de rescate, para
ser un médico espiritual, un rescatistas y un embajador del evangelio.
¿Qué les diré o qué sentiré? Antes
de saber qué decir debes saber qué sentir. El apóstol Pablo decía “verdad digo en Cristo, no miento, y mi
conciencia me da testimonio en el Espíritu Santo, que tengo gran tristeza y
continuo dolor en mi corazón. Porque deseara yo mismo ser anatema, separado de
Cristo, por amor a mis hermanos, los que son parientes según la carne…. ciertamente
el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación”
(Romanos 9:1-3; 10:1) ¿De qué manera compartir las buenas nuevas a tus seres
queridos? Siente, Ora y Habla.
Primero: cuenta cuan grandes cosas ha
hecho el Señor contigo. Diles acerca del pecado en que te
encontrabas, de cómo te viste a ti mismo perdido. Háblales que debido al pecado
el hombre está condenado y afírmales que hubo un cambio en tu vida. Un cambio
maravilloso, que no se produjo por la religión, sino por Cristo.
Segundo: cuenta de cómo ha tenido de
ti misericordia. No dejes de hablarle de la cruz del calvario y
del precio que tuvo que pagar Jesús para tu salvación. Jesucristo te cambió
pero para esto experimentó un cambio en su propio ser: siendo Dios se despojó a
sí mismo tomando forma de siervo y siendo hombre se humilló a sí mismo
haciéndose obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Háblales del perdón de
pecados y del poder de la resurrección. Ve ahora y comparte las buenas
noticias.
“Padre, haz de
nosotros un ejército evangelista. Que arda en nuestro ser la pasión por las
almas. Queremos ser parte del pueblo que anuncia las virtudes de Aquel que nos
llamó de las tinieblas a Su luz admirable. En el nombre de Jesucristo. Amén”
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