lunes, 11 de marzo de 2013

PAZ CON DIOS Y DE DIOS.-

           Vivimos en medio del afán y la ansiedad, y nos hace falta la paz que viene de parte de Dios.



Fundación ECOS DE ETERNIDAD- Paz con Dios y de Dios
“Paz  para con Dios” (Ro. 5:1) “La paz de Dios… el Dios de paz” (Fil 4:7, 9)

            Para la paz personal se recurre a píldoras, para la paz matrimonial al divorcio, para la paz empresarial hay seguros, para la paz entre países hay tratados y hasta guerra. Sin embargo, como dice un coro “los hombres hacen negocios para lograr la paz, pero fracasan siempre jamás la encontrarán” Dios da la verdadera paz: Paz con Dios, paz de Dios y al Dios de paz. La paz con Dios viene por la obra de Cristo en la cruz, la paz de Dios por la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas.

            Paz con Dios. Si te has arrepentido de tus pecados, y tus pecados han sido lavados por la sangre del Cordero de Dios, ya tienes paz con Dios. “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Ro. 5:1). Antes éramos enemigos pero ahora hemos sido reconciliados con Dios. Jesucristo logró la paz con Dios por medio de la cruz (Gá. 2:15-16). El gran conflicto con Dios ha sido resuelto. ¿Estás en medio de un conflicto personal? Detente. Mira la cruz. Allí hay un acta clavada donde están todos tus pecados. Y un sello con tinta de sangre que dice “RECONCILIADO CON DIOS” Si tu conflicto eterno ha sido resuelto… ¿qué valor tiene tu conflicto temporal?

            Paz de Dios. Vivimos en medio del afán y la ansiedad, y nos hace falta la paz que viene de parte de Dios. El apóstol dice que esa paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, puede ser experimentada por nosotros si usamos una herramienta importantísima… la oración. “Por nada estéis afanosos sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego con acción de gracias. Y la paz de Dios… guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Fil 4:6-7). Mi afán y ansiedad es producido por mis luchas internas. Cuando esta batalla la peleo en presencia de Dios, recibo de él las armas, y mi corazón y pensamientos se refugian en la trinchera del Señor… en Cristo Jesús.

            Dios de paz. Imagina un rey enemigo con el cual te has reconciliado y tienes el tratado de paz (Paz con Dios). Ahora, bajo el dominio de este rey tienes tanta tranquilidad que tus conflictos internos se terminan (Paz de Dios). Pero aún hay más. Este rey desea ser tu amigo y acompañarte en todo momento (Dios de paz). ¿Habrá algo respecto a la paz en que Dios no haya pensado?

            “Padre bendito. Gracias por que Cristo hizo la Paz por medio de la cruz. Pero necesito tu paz en mi vida. Señor, líbrame de la ansiedad, lléname con tu Espíritu. Sé para mí el Dios de Paz. En el nombre de Cristo Jesús. Amén”

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