martes, 19 de marzo de 2013

RECOMPENSAS



Si pertenece tu vida a CRISTO serán parte de la recompensa, herencia divina que viene de parte de DIOS.

Fundación ECOS DE ETERNIDAD- Recompensas
“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios” (Ro. 8:17)

Su nombre era Mefi-boset, nieto del rey Saúl y enemigo de la casa de David, el nuevo rey. Mefi-boset estaba lisiado de ambos pies, y un día fue llamado a presentarse delante de David. Éste le recibió, le dio tierras, le hizo vivir en Jerusalén y además le dio un lugar en su propia mesa. Mefi-boset era tratado ¡¡como uno de los hijos del rey!!

            La herencia de un hijo. Jesucristo dijo que en los cielos hay muchas moradas para los hijos de Dios. ¿Puedes imaginar la riqueza más grande en la tierra? En nada se compara con los tesoros del cielo reservados para los suyos. (Ro. 8:17-18)

            La recompensa de un siervo. Pero no solo eres hijo sino que tienes el privilegio de servirle. Todo lo que haces para el Señor tiene recompensas eternas. Si eres fiel en lo poco en lo mucho te pondrá. ¿Qué sabes hacer? Hazlo con alegría como para el Señor y no para los hombres, sabiendo que de Él recibiréis la recompensa. (Mt. 25:21)

            La corona de un soldado. Sí. Eres un soldado de la fe. En tu vida cristiana hay luchas, persecución, y tentaciones. Mantente en la línea de batalla. Ponte la armadura del cristiano y sigue hacia delante. Hay coronas para los buenos soldados. (Ef. 6:10-18; 2ª  Ti. 4:8)
           
Herederos de la guía. Luis da Camara, de Portugal falleció en enero de 2007 a la edad de 42 años. Lo particular de esta noticia es que su herencia (dos casas, un auto y cerca de 62 mil dólares en efectivo) se repartió entre 70 desconocidos. Cuando Luis tenía 29 años escribió su testamento y debido a que no tenía ni familiares ni amigos decidió seleccionar sus herederos al azar, usando como guía… a la guía telefónica. Tú y yo somos herederos de una herencia celestial. Hemos sido elegidos no al azar, y no según nuestro orden alfabético, moral o social sino por Su gran amor. Nuestros nombres no están en una guía telefónica, sino inscritos en el libro de la vida del Cordero. Y ahora somos los portadores de buenas noticias. Debemos decirle a cada pecador que ellos pueden tener esta herencia de gloria si arrepentidos van al Señor  y anotan sus nombres en el libro de la vida del Cordero, lavando sus pecados en la cruz. Tú y yo somos los herederos de la guía. Sí, de la guía del Espíritu Santo quien hoy te dice: Ve, habla y no calles. ¿Irás?

“Te alabamos Señor. Nos rendimos ante Ti. Y ofrecemos nuestras recompensas ante tu trono. Nos gozamos de la herencia eterna y queremos compartirla. Abre nuestros ojos a las oportunidades y nuestra boca ante la necesidad. En el nombre de Cristo Jesús. Amén”

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